domingo, marzo 07, 2010

Se repite la historia

Columna de opinión
Por: Amylkar D. Acosta M.
Exministro y exsenador de la República

La historia se suele repetir, una vez como comedia y otra como
tragedia; pero, esta vez se repite como tragicomedia
.

Sólo el prurito de tener más y más tratados comerciales, negociados a tontas y a locas, puede explicar más no justificar los desatinos del gobierno en ese aspecto tan delicado de nuestro relacionamiento con nuestros socios comerciales. En la frenética carrera por coleccionar el mayor número de TLC posible, el gobierno nacional los viene negociando a la topa tolondra, improvisadamente, es decir, a los carajazos. Nadie niega la importancia de negociar acuerdos y tratados comerciales con los demás países, pues estamos inmersos en una economía global de la cual no podemos sustraernos; pero se trata de que ellos, como lo establece la propia Constitución se negocien “sobre las bases de equidad, reciprocidad y conveniencia nacional”2. Y este principio es precisamente el que se transgredió con la firma del TLC con los EEUU y ahora se reincide en el mismo desaguisado con el cierre de la ronda de negociaciones de otro TLC, esta vez con la Unión Europea (UE).

ILUSIONES EFÍMERAS

Es bien sabido que la ratificación por parte del Congreso estadounidense del TLC suscrito con Colombia sigue embolatada y nada indica que se produzca a corto plazo, por más obsecuente que se muestre el gobierno de Colombia frente a la administración Obama. Ni siquiera el zafarrancho que se armó con los vecinos por cuenta de ponerle a su disposición nuestras bases militares lo conmovió; la respuesta a semejante gesto fue el recorte de la ayuda al Plan Colombia. El mensaje del Presidente Obama en su discurso anual ante el Congreso sobre el Estado de la Nación le devolvió el alma al cuerpo al gobierno de Colombia, reviviéndole la esperanza de que pronto se obtendría la anhelada ratificación del TLC. Dijo Obama que “este año continuaremos fortaleciendo nuestros acuerdos comerciales con Asia y aliados clave como Corea del Sur, Panamá y Colombia”, que son los tres tratados ya firmados que están sujetos a su ratificación.

A renglón seguido sostuvo que tenía que “buscar mercados tan enérgicamente como nuestros competidores lo están haciendo. Si EEUU permanece al margen mientras otros países firman tratados comerciales, perderemos la oportunidad de generar empleo y prosperidad en nuestro territorio”. De hecho, en la audiencia del Comité de Finanzas el Senador republicano Chuck Grassley le increpó al Representante comercial de los EEUU, refiriéndose a sus rivales comerciales, que “ellos siguen firmando tratados y nosotros nos estamos quedando al margen”3. Expresiones como estas fueron interpretadas por el gobierno de Colombia como una honda preocupación de parte de los EEUU por los avances en su negociación de un TLC con la Unión Europea (UE), uno de sus más encarnizados competidores, quien estaba poniendo de esta manera la pica en Flandes. Esta percepción llevó a los costosos e inútiles asesores con que cuenta el gobierno a recomendarle apretar el paso de la negociación con la UE como un mecanismo de presión hacia el gobierno y el Congreso de los Estados Unidos para la ratificación del TLC con Colombia que ya el Presidente Uribe veía “en la recta final” de su tramitación y aprobación. Sólo así se explica la precipitud con la que se dio por terminada la novena y última ronda de la negociación de este TLC que concluyó en Bruselas y de este modo abrupto se cerró oficialmente el lunes 1º de marzo su negociación, con las consecuencias que ahora tenemos que lamentar.

Pero, la ilusión duró muy poco, digamos que fue efímera, pues, cuando se esperaba que el Representante Comercial de los EEUU Ron Kirk, al explicar el alcance de la agenda comercial del Presidente Obama para este año, hiciera el gran anuncio del envío al Congreso del texto del TLC con Colombia para su trámite y aprobación, se quedaron con un palmo de narices. Él sólo se limitó a reiterar los mismos requerimientos que hiciera Obama en el transcurso de su campaña por la Presidencia, en el sentido que “la violencia contra el sindicalismo sigue siendo un obstáculo que debe ser resuelto antes de enviarlo al Congreso para su aprobación”4 Como lo destacó el diario El Tiempo el “gobierno de Obama prepara lista de lo que el país debe cumplir. Hasta cambios en leyes para poder aspirar a TLC con EEUU”5 y de aquello nada. Bien lo dijo la decepcionada embajadora de Colombia en Washington Carolina Barco “no hubo nada concreto”6 respecto a la ratificación del tratado de marras.

TARDE PIACHE

Pero, ya era tarde para reaccionar, el propio Presidente de la República, Alvaro Uribe Vélez, al ser consultado por el equipo negociador colombiano en la madrugada del lunes le había dado desde Montevideo el sí al cierre de las negociaciones (¡manes de la microgerencia!), no obstante que un asunto tan contencioso como es el del sector lácteo entrañaba grandes riesgos dadas las pretensiones de la UE. En efecto, en su reunión del 8 de febrero el Consejo Superior de Comercio Exterior, a pedido de la SAC y Fedegan, les impartió instrucciones precisas a los negociadores antes de partir para la capital de Bélgica en el sentido que la franja de precios para la leche no era negociable, que no se desmontaría. La historia se repite, esta vez igual que ocurrió con la negociación del TLC con los EEUU el aspecto más sensible de la economía rural cual es el del Sistema Andino de Franjas de Precios (SAFP) se dejó para lo último y esta vez igual que aquella se terminó cediendo a las presiones de la contraparte, en grave detrimento de la misma. Así como los Estados Unidos se negó a llevar a la mesa la discusión en torno a los subsidios y ayudas internas a su producción agrícola, con la misma intransigencia la UE se negó a hacerlo con los subsidios a la producción y exportación de la leche, pero en cambio demandaron y lo consiguieron el desmonte de las medidas de protección de nuestra producción nacional, quedando esta desguarnecida y expuesta totalmente a la competencia desleal del producto importado. Es la ley del embudo, lo ancho para ellos y lo angosto para uno! A todas esas, cabe preguntarse en dónde estaba el Ministro de Agricultura Andrés Fernández, el mismo que ahora calla como ostra ante semejante despropósito, él que tanto se precia de dar la cara cuando de afrontar situaciones tan delicadas como esta se trata.

UN MAL CIERRE

La reacción ante este exabrupto no se hizo esperar, el Presidente de la SAC Rafael Mejía primero y el Presidente de Fedegan José Felix Lafaurie después, coincidieron en que el desmonte de la franja de precios convenida en la última ronda de la negociación, además de inconsulta, se constituía en el principio del fin de los hatos lecheros del país, de los cuales dependen más de 450.000 familias campesinas de bajos ingresos. Como lo asegura Lafaurie, este “fue un mal cierre”7 y los resultados de esta última ronda son “abiertamente desfavorables para la ganadería”8 y añade que “la leche subsidiada que llegaría de la UE arrasaría con miles de pequeños productores”9, no porque sean más eficientes o competitivos sino por la práctica del dumping de precios. Al sacrificar el SAFP, “el gobierno entregó al sector lácteo”10, ya que este es el “único instrumento de protección en frontera para estabilizar los precios internacionales distorsionados por los altos subsidios europeos a la producción y exportación de la leche”11. Y no es para menos, la leche en la UE es uno de los sector más sobreprotegidos y subsidiados, dado el enorme poder del poderoso Consejo Europeo de Leche que representa a los productores, el mismo que lideró la protesta callejera por la caída de los precios internos a finales del año anterior, en desarrollo de la cual se derramaron a campo traviesa más de tres millones de litros de leche para forzar al gobierno a que les compensara sus menores ingresos como en efecto se dio, pues la Comisión Europea ordenó incrementar los subsidios en la módica suma de 5.000 millones de Euros. Basta con señalar que por cada cabeza de ganado el gobierno de Holanda le paga a su propietario US $2 diarios por concepto de subsidio, por encima de lo que recibe como ingreso más del 50% de los colombianos, que están por debajo de la línea de pobreza trazada por el PNUD que tiene ese mismo rasero. Es decir, que corren con mejor suerte las vacas en Holanda que los pobres en Colombia.

Si con motivo del cierre de las negociaciones del TLC con los EEUU el Presidente de la SAC Rafael Mejía dijo que “el sector del campo fue el gran damnificado”, ahora tendrá que decir lo mismo y si el Presidente de Fedegan José Felix Lafaurie le cantó la tabla al gobierno y no se arredró al decirle que “el TLC no es moral ni políticamente defensable”, qué dirá ahora de este otro adefesio? Eso es lo que queda de ese ritmo maratónico que le imprime el Presidente Uribe a todas sus decisiones, sin parar mientes en el perjuicio que le pueden causar al país pasos tan apresurados como este, que ahora lo tienen corriendo base después de semejante metida de pata. Ahora anda blackberry en mano llamando a los jefes de Estado de la UE, particularmente al Presidente de la Comisión Europea (CE) José Manuel Durao Barrozo, pidiéndoles cacao, diciéndoles que el sí que le dio al texto acordado en la última ronda fue condicionado a que el mismo fuera avalado posteriormente por los gremios del sector agropecuario y que por lo tanto reconsideren lo ya convenido por las partes. Qué tal, eso no es serio, acaso no hubiera sido mejor aplazar el cierre de las negociaciones hasta obtener las garantías de que dicho tratado no iba a llevar a la quiebra a los ganaderos? En dónde queda, entonces, el precepto constitucional que establece de manera diáfana que “la producción (que no la importación) de alimentos (y la leche lo es) gozará de la especial protección del Estado”12?

COSECHANDO DE LO QUE SEMBRAMOS

Como colofón tenemos que decir sin ambages que estamos cosechando de lo que sembramos, pues el desmonte de los subsidios a las exportaciones agrícolas y pecuarias, así como las ayudas internas por parte de los EEUU y la UE a sus agricultores, fue el epicentro de la confrontación en la Cumbre de la OMC en Cancún (México) en el 2003 entre sus voceros que defendieron obstinadamente su permanencia y los voceros del bloque de los países emergentes (G – 22) encabezados por Brasil, China y la India que reclamaban su eliminación13. Colombia hacía parte de este bloque y en medio de la Cumbre desertó del mismo cediendo a las presiones del Presidente Bush y terminó convirtiéndose en esquirol abominado por parte de los demás países amigos. Actitudes como estás, que han sido recurrentes en la administración Uribe, son las que explican el virtual aislamiento internacional en el que deja a Colombia como uno de sus más deplorables legados.

Luego tendríamos que pagar esta felonía en la negociación del TLC con los EEUU primero y ahora en la negociación del TLC con la UE, en el transcurso de las cuales el tema de los subsidios se convirtió en uno y otro caso en uno de sus inamovibles para los negociadores de los EEUU y de la UE. Ahora, con el agua al cuello, el gremio de los ganaderos, tan caro a los afectos del Presidente de la República, le pide tímidamente a la UE un apoyo en ciencia y tecnología dizque para que le permita a la cadena lechera colombiana llegar con sus productos al mercado comunitario cuando rija el TLC14, cuando lo que está en juego es nada más y nada menos que la sobrevivencia del sector. Ojalá el desenlace de este culebrón no vaya a ser el mismo del cierre y posterior firma del TLC con los EEUU, a raíz del cual nació el engendro del execrado programa de Agro Ingreso Seguro (AIS) como contentillo para atemperar los caldeados ánimos de los gremios del sector. Ya el Presidente de Fedegan dio las primeras puntadas, al demandar del gobierno “una agenda interna exigente y detallada para reconvertir la ganadería, que incluya acuerdos formales a no menos de 10 años, que bien pueden plasmarse en leyes; incluso si es necesario, expedir un documento Conpes”15.

¿CORRER PARA QUÉ?

Bien se ha dicho, que lo que mal empieza mal termina; estamos, una vez más, frente a un acto de gobierno del cual le toca al Presidente de la República patrasearse, retractándose, como ya ocurrió con los decretos expedidos al amparo de la Emergencia Social16 y todo por el acelere, por pretender hacer las cosas “rapidito”. Y pensar que todo este embrollo que se ha armado es sólo por el afán de cerrar el ciclo de las negociaciones; ahora viene la firma de lo acordado y posteriormente vendrá el trámite de su ratificación. Es importante recordar que la UE es mucho más sensible que los EEUU en materia de derechos humanos, así es que el viacrucis para lograr su posterior ratificación no ha empezado siquiera y será en ese momento cuando empezará a padecer Cristo. De hecho, recientemente visitó al país una Comisión de Eurodiputados con el fin de revisar su cumplimiento y su informe preliminar dejó más preocupaciones que certidumbres sobre la suerte de este otro TLC. El que se firmó con los EEUU ya lleva cuatro años en el freezer, cuánto tardará el que se negoció con la UE para obtener su beneplácito por parte del Europarlamento? Que lo averigüe Vargas. El Congreso de la República, que le ha seguido la jarana al presuroso Ministro de Comercio Luis Guillermo Plata, quien en nombre del gobierno nacional obtuvo la ratificación por parte de la aplanadora uribista, no una sino dos veces, del TLC suscrito con los EEUU, debe tomar nota de lo acontecido y ojalá no vayan a pasarse de culiprontos ratificando a las volandas, a la bulla de los cocos, este otro, que sería tremendamente devastador para el campo colombiano, lo cual sería una fatalidad para Colombia toda.


Santa Marta, marzo 6 de 2010
www.amylkaracosta.net

Nota publicada en El Diario Electrónico
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