lunes, agosto 17, 2009

Otra vez la frontera

Columna de Opinión
Senador Juan Fernando Cristo
Partido Liberal


Primero fue el paro cívico en Venezuela contra Chávez, después el episodio de la captura de Granda en Caracas, más adelante el operativo contra Raúl Reyes en la frontera ecuatoriana y finalmente las bases norteamericanas en Colombia. Todos estos hechos que han perturbado las relaciones binacionales en los últimos años, tienen como común denominador las diferencias políticas, ideológicas y hasta personales de Chávez y Uribe y, además, que siempre terminamos siendo los habitantes de frontera los que llevamos la peor parte, los que pagamos los platos rotos.

El debate de las bases norteamericanas debe ser un debate interno de Colombia sobre su conveniencia o no y es inadmisible la presión de Venezuela y Ecuador en este episodio. Por eso, el liberalismo colombiano que tenía y tiene algunas dudas sobre aspectos puntuales de un acuerdo que aún no se conoce oficialmente, decidió respaldar claramente y sin reticencia alguna al jefe de estado, como símbolo de unidad nacional, ante una situación grave para el país. Y es que no podemos seguir dependiendo en esta relación binacional de las pataletas del Presidente venezolano o su estado de ánimo frente a la situación interna de su país. Apoyamos entonces al Presidente Uribe en su posición y actitud firme pero prudente y esperamos que esta posición nos conduzca más temprano que tarde a un reestablecimiento de la normalidad en las relaciones entre dos naciones hermanas, que están evidentemente condenadas a entenderse más allá de los gobernantes de turno.

Pero sí esperamos del gobierno nacional una mayor compresión y solidaridad en los actuales momentos para con el Norte de Santander y sus habitantes.Debemos aprovechar la anunciada visita de este lunes para plantear tres propuestas concretas al Presidente, que alivien en algo la difícil situación de incertidumbre económica y social de nuestra frontera. En primer lugar, es indispensable que el gobierno subsidie de manera directa la gasolina colombiana que llegue hasta aquí para suplir las deficiencias de combustible venezolano. No es suficiente con que se nos diga que se va a garantizar el suministro de gasolina en las estaciones de servicio. Así como en épocas difíciles de revaluación el estado subsidió a los bananeros de Urabá o
floricultores de la Sabana de Bogotá que son unas pocas familias, ahora requerimos que el estado colombiano se solidarice efectivamente con cientos de miles de familias pobres de Cúcuta y el departamento y se garantice que mientras vuelve la gasolina del vecino país, se venda en Cúcuta la gasolina colombiana al mismo precio el galón, es decir, a 3500 pesos y no a más de 6000 como se anuncia, con el fin de evitar un desbordamiento inmediato de la inflación en la región, que siempre castiga a los más pobres.

En segundo lugar, necesitamos que muchas empresas de la región en sectores como confecciones, cueros, alimentos, cerámica, teja y ladrillos, puedan superar los graves problemas de flujo de recursos que tienen ahora por cuenta de la demora excesiva de Venezuela en cancelar las deudas por CADIVI.

El gobierno nacional, a través de Bancoldex, debería comprar a los empresarios colombianos las facturas que tengan vencimientos de más de 3 meses y asumir directamente el cobro a las autoridades venezolanas, para de esta manera evitar la parálisis y cierre de muchas empresas que dependen en buena medida de sus exportaciones y deudas en el vecino país. Las reservas internacionales actualmente superan los 24.000 millones de dólares y las deudas de Cadivi en el país no llegan a los 300 millones que es una cifra manejable para el estado y podría salvar muchas empresas y empleos, no sólo en nuestra región, sino en ciudades como Manizales, Medellín, Cali, Bucaramanga o Barranquilla, que tienen un nivel importante de exportaciones y deudas.

Y finalmente, está el eterno problema de la infraestructura vial del departamento y su conexión con la Costa Atlántica, Bogotá y Bucaramanga.

Con toda seguridad el gobierno nacional, y en especial su Ministro de Transporte, llegará nuevamente a recitarnos miles de millones de pesos en obras para el futuro, que están repitiendo desde hace siete años. Lo único cierto es que nos dejaron sólo una concesionaria de peajes, San Simón, que se embolsilla la platica de los cucuteños y, como si fuera poco, el presupuesto de la nación. Pero aún no tenemos una vía decente a Ocaña que nos conecte con la costa, la inverosímil doble calzada a Bucaramanga es un cuento chino con el que nos embolataron la necesaria vía por el Alto de El Escorial y la denominada carretera del carbón por el Catatumbo llevan cinco años anunciando una inversión de un poco más de 40.000 millones en una vía que requiere 10 veces más recursos. Mientras tanto, se asignan cientos de miles de millones a grandes obras en el centro del país. Debemos exigir un compromiso concreto en esta materia si queremos dejar de depender en exceso de Venezuela como sucede hoy.

En fin, seamos solidarios con nuestro país, nuestro estado y nuestro
gobierno en estos momentos difíciles de las relaciones con los vecinos, pero
no creo que sea mucho pedir que el gobierno central demuestre más
solidaridad con nosotros, no sólo con palabras, sino con hechos, con
decisiones concretas e inmediatas. Con recursos de inversión y no con
discursos y comisiones de estudio.

www.juanfernandocristo.net

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Gracias por escribirme. Saludo cordial.
Teresita