sábado, junio 12, 2010

Hugo Serrano, 30 años de labor legislativa


Nada fácil será asistir a un debate petrolero en la Comisión Quinta del Senado sin la presencia del senador liberal Hugo Serrano Gómez, quien a sus 82 años decidió que después del 20 de julio próximo no regresará al Congreso de la República, después de haber permanecido allí por más de 30 años.

Para este Ingeniero Civil y de Petróleos de la Pensilvania State University; especializado en estructuras metálicas y recuperación secundaria, es necesaria la inversión extranjera para el desarrollo de la industria petrolera nacional, pero considera que esta debe realizarse de manera equitativa y favorable a los intereses nacionales.

Serrano es uno de los líderes políticos más antiguos de Santander, nacido en San Vicente de Chucurí (Santander) y considerado el congresista más estudioso de los temas de exploración, la perforación, explotación y comercialización de petróleo.

Llegó en 1978 al Congreso por la misma época de reconocidos político como los son el actual senador Aurelio Iragorri Hormaza, con quien posee un gran lazo de amistad, los ex presidentes del Senado José Ramón Elías Nader y Julio César Guerra Tulena así como Salomón Nader. Los cuales hicieron parte de la desaparecida Comisión Octava de la Cámara de Representantes, que estudiaba los temas energéticos y ejercía la vigilancia a los institutos descentralizados.

Sus más cercanos colaboradores aseguran que es muy madrugador, que duerme muy poco. Se acuesta alrededor de las 12 de la noche y hacia las 4 de la madrugada se levanta a consultar el precio del dólar, del barril de petróleo y en la bolsa de energía, el precio valor kilovatio/hora. Desafortunadamente, en los últimos meses no ha podido realizar esa rutina por sus quebrantos de salud.

Como parte de sus anécdotas recuerda que cuando hacía un debate consultaba las cifras cinco minutos antes de llevarse a cabo, era muy exigente con ellas y con todas sus intervenciones. Recuerdan un debate que organizó con el senador Jorge Robledo para el cual se encerraron en la oficina del senador Serrano para comparar datos y repartirse el tema, como universitarios y ad portas de una exposición.

Viajaba semanalmente a su Bucaramanga, a visitar a su esposa y sus cuatro hijos, los que actualmente viven en el exterior. Prefería vivir en su apartamento en el norte de Bogotá, que tomar en arriendo una habitación en Residencias Tequendama que está a 5 minutos del capitolio, prefería el ambiente familiar al de un hotel, sostenía.

Dentro de sus grandes orgullos esta el que hace 20 ó 25 años los presidentes de las multinacionales de petróleo en Colombia habían sido alumnos de suyos en la facultad de Ingeniería de petróleos de la Universidad Industrial de Santander de la cual fue pionero y fundador.

Siendo un hombre tan importante nunca utilizó guardaespaldas, muchas veces cuando no había celulares no dudaba en tomar un taxi en la calle sin mayor problema, cuando su conductor no estaba cerca. Un día recuerda Alberto Galindo, asesor desde hace 19 años, le entregaron un chaleco antibalas, el cual miro de manera sospechosa y seguidamente preguntó por el casco, “yo para qué quiero el chaleco si a uno le dan es en la cabeza mijo”, respondió jocosamente el senador y nunca lo utilizó.

Por ser santandereano se pensaba que era de mal genio por su tono de voz y la expresión de sus manos, pero era todo lo contrario, su afabilidad y esencia lo caracterizó siempre. Su regalo más agradable eran las hormigas, las cuales consumía con mucho agrado y su despedida característica era “Mucho le agradezco, Hugo Serrano”.

Serían innumerables las anécdotas que pudo haber tendido el senador petrolero en sus 32 años de actividad legislativa, pero así como en el Congreso, en su natal Santander y en su glorioso Partido Liberal, los presidentes de Ecopetrol siempre lo recordarán por sus acuciosos y serios debates, llenos de cifras y conocimientos y más Salomón Kalmanovitz, a quien no dudaba en decirle de frente que de petróleo no tenía ni idea.

Por cada uno de sus aportes, por su grandeza y rectitud, el Congreso de la República le hará entrega de una condecoración con la Orden del Congreso en el grado de Gran Cruz Extraordinaria con Placa de Oro, de manos de la Mesa Directiva del Senado.

Oramos por su pronta recuperación y le auguramos unos días venideros con mucho amor y tranquilidad en compañía de sus familiares y amigos y con la nostalgia de no verlo transitar por los agitados pasillos del Congreso.

Fuente: OIPS
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