lunes, abril 20, 2009

Las reglas de juego no se cambian

Columna de opinión
Por José Darío Salazar
Senador Partido Conservador

Los altos precios que alcanzaron los crudos (petróleos) en el mundo han conducido a políticas globales destinadas a incentivar la producción de combustibles que los sustituyan, como alcoholes carburantes y biodiesel.

Con este propósito el gobierno, adoptó el documento Conpes 3510 que fijó las condiciones para que la producción de alcohol carburante en lo referente a su precio, estuviera relacionado con el valor de azúcar blanca refinada.

Esto porque los productores de azúcar, debían sustituir en el proceso de producción de la misma, azúcar blanca refinada por etanol y para ello, debían convertir el azúcar cruda o mieles en alcohol carburante y no, en azúcar refinada.

Con éstas reglas de juego previamente establecidas por el Gobierno Nacional, los productores de azúcar hicieron grandes inversiones, superiores a 200 millones de dólares, donde el 30% de las mismas correspondían a componentes de tipo ambiental; las destilerías debían tener un atractivo, es decir que el precio de etanol sea al menos igual que el del azúcar blanca refinada.

El precio interno del etanol estuvo por debajo del precio de paridad de importación del etanol brasilero durante la mayor parte del tiempo; en Colombia el promedio fue de $4.873 por galón mientras que el alcohol importado de Brasil fue de $5.336 por galón.

El Gobierno Nacional, cambió abruptamente las reglas del juego y acaba de sustituir la decisión del Conpes, de fijar el precio del alcohol carburante con referencia al precio del azúcar cruda y no con referencia al de la blanca refinada, como se venía haciendo.

La industria azucarera no sustituye la producción de azúcar cruda por etanol sino, azúcar refinada blanca por etanol, porque estos dos últimos productos uno u otro, se obtienen de convertir el azúcar cruda, en blanca refinada o a cambio de ésta, en etanol.

Así las cosas, el galón del etanol que referido al precio del azúcar blanca refinada costaba $7.680 hoy vale $1.500 menos o sea $6.120.

Sin embargo, la reducción de $1.500 por galón de etanol no redujo el precio de la gasolina al público, la que tiene una mezcla de 10% de etanol. Sólo se rebajó el precio que pueden cobrar los productores.

Con este cambio de reglas de juego, previamente acordados para que los productores de azúcar blanca refinada, sustituyan una parte de su producción por alcohol carburante, la industria azucarera puede estar haciendo cuentas y, seguramente tomará la decisión de volver a producir azúcar blanca refinada, en detrimento del alcohol carburante. Esto conllevaría a excedentes de azúcar, lo que induce por vía ilegal a que estos se conviertan en panela, en detrimento de su precio, lo que afectará a miles de agricultores.

En bueno anotar que en Brasil, donde el galón de alcohol carburante hoy vale $4.400 porque existe exceso de producción, los productores de etanol están recibiendo un crédito para subsidiar inventarios por 1.300 millones de dólares y durante 30 años han recibido subsidios directos.

Es contraproducente cambiarle las reglas de juego a los productores de alcohol carburante a no ser que se quiera acabar con la producción de combustibles alternos y es además, pésimo mensaje a los inversionistas propios y foráneos.

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Teresita