Senador de la República
Partido Liberal
Con varios meses de retraso que sin duda alguna afectará la búsqueda de salidas a la crisis, comenzó esta semana en el Congreso de la República el debate sobre la situación económica que estamos viviendo y que muestra ya unos síntomas preocupantes para el país desde el punto de vista fiscal, social y económico. Tras varios meses de cerrar los ojos y negarse a ver lo evidente, el Gobierno Nacional tuvo finalmente que aceptar lo innegable: Que Colombia no será ajena a esta crisis, más allá de que mantiene un sector financiero saludable.
El lunes y martes en las plenarias del Senado el plato fuerte fue la crisis económica. Primero con la presencia de varios de los economistas más respetados del país que cada uno a su manera demostraron como se padece una desaceleración y nos aproximamos a una recesión inevitable. La otra conclusión es que esta situación no es atribuible únicamente, como pretende el gobierno, a la crisis internacional, sino además, a una serie de decisiones macroeconómicas adoptadas desde hace un par de años que generaron las presiones inflacionarias del año anterior y el necesario aumento de tasas de interés, que golpeó la economía severamente. Además, la política agrícola fue un desastre por estar pensando en la protección de los grandes empresarios del campo, la elevación de los aranceles y el nulo estímulo a los pequeños agricultores. Eso también nos condujo a un crecimiento casi negativo del sector y su influencia negativa en las cifras de inflación.
En el foro del lunes fue interesante percibir el consenso que existe entre economistas neoliberales y socialdemócratas sobre las grandes y graves equivocaciones de este gobierno en el manejo de la economía y sus efectos sobre una situación de decrecimiento y desempleo que irá en aumento en el transcurso del año y de cuya responsabilidad el gobierno ahora quiere tomar distancia, con el cuento de la crisis internacional. Pero lo más impactante de estos debates se dio el martes cuando los senadores liberales Cecilia López y Luís Fernando Velasco colocaron al descubierto los grandes atropellos que este gobierno está cometiendo con una política económica que busca favorecer a los que más tienen.
Las cifras mostradas por Cecilia López, que no fueron desmentidas por el gobierno, de los recursos que esta administración ha regalado a las multinacionales y grandes empresas de este país a través de las zonas francas, las exenciones tributarias y los llamados contratos de estabilización tributaria, nos aterran a todos. Ese costo fiscal se sentirá en los próximos 10 años en el país y mientras tanto algunos en el gobierno piensan en aumentar la renta de los asalariados o el IVA que son los impuestos más regresivos. Más de 10 billones de pesos con esas exenciones son un verdadero crimen en un país con las angustias fiscales de hoy y las necesidades sociales alarmantes en distintos frentes. Por algo, en este gobierno han crecido los índices de desigualdad y concentración de la riqueza en los últimos seis años. La política económica ha buscado eso sin lugar a dudas y han tenido éxito.
Y de otra parte, el senador Velasco de manera didáctica demostró el atraco a mano armada del Gobierno Nacional a los colombianos con el precio de la gasolina, utilizando además mecanismos precarios desde el punto de vista legal. Es increíble que mientras un ciudadano de clase media de Estados Unidos que devenga el equivalente a 15 millones de pesos está pagando menos de 5000 pesos por el galón de gasolina, ese mismo ciudadano de clase media en Colombia, que no gana más de 4 millones tenga que pagar más del doble por el mismo galón. Y la plata restante se la está embolsillando el gobierno central para mantener en gastos populistas y clientelistas sus subsidios directos en cheques, buscando solo efectos políticos y electorales y no transformación económica y social. Sin duda alguna un buen debate liberal el martes y del que saldrán mas propuestas concretas del liberalismo para la superación de la crisis.
Hay que actuar entonces rápidamente para neutralizar al máximo los efectos de esta crisis sobre la situación de los colombianos. Y por ello sorprende que mientras en Estados Unidos el Presidente Obama concentra todos sus esfuerzos en atacar la crisis con su plan de salvamento financiero, el plan general de reactivación y el de rescate inmobiliario, aquí el Presidente Uribe dedica todas sus energías y capacidades a cambiar la constitución para perpetuarse indebida y abusivamente en el poder.
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Teresita