martes, febrero 24, 2009

"Caso Glencore, un fracaso anunciado"

Por: Hugo Serrano Gómez.
Senador de la República

Desde 2006, formulé tanto en el Congreso como desde Vanguardia Liberal, algunas observaciones en torno a la inconveniencia de la venta del 51% de la Refinería de Cartagena; sostuve que era un pésimo negocio en donde el Estado llevaba las de perder y, advertía que, la suiza Glencore no tenía experiencia en refinación, una actividad rentable y de poco riesgo en la industria petrolera. Como siempre, en estas materias, el tiempo me da la razón.
Ese negocio no debió concretarse nunca, pues la refinación le representa a Ecopetrol el 65% de sus ingresos.

La venta de la refinería a la multinacional Glencore, se hizo no porque Ecopetrol atravesara por dificultades económicas que la obligaran a salir de sus activos sino, por la terca postura del Presidente Uribe de reventar nuestro patrimonio entregándoselo a los particulares.

Vale la pena recordar que cuando se hizo el negocio, Ecopetrol anunciaba millonarias inversiones en una refinería en Centroamérica y destinaba recursos similares para exploración petrolera en Perú, Brasil y en el Golfo de México, como si los riesgos no fueran similares a los de nuestro país. ¿Por qué, entonces, no invertir en Colombia?

En el negocio de la Refinería de Cartagena se está gestando una formula, para que Ecopetrol adquiera el 51% de las acciones compradas en subasta pública por la Glencore; claro, pagándole además los US$200 millones invertidos en Reficar, y de esa manera se salvaría de tener que cancelar las cláusulas penales y podría continuar con sus demás negocios en Colombia. Esta solución significa que en Colombia, una vez más las multinacionales, con la venia del Gobierno, siempre se salen con la suya.

¿Qué podemos esperar si Glencore pretende ahora chuparse del negocio, a pesar de que recibió todas las gabelas tributarias y se declaró zona franca la Refinería de Cartagena para facilitarles sin el pago de aranceles la importación de mercancías? Incluso, recibió subsidios del presupuesto nacional, como productor de combustibles, por cerca de US$300 millones.

El Gobierno debería aprovechar el “papayaso” para rescindirles el contrato, aplicarles las cláusulas penales y renacionalizar la refinería, teniendo en cuenta que Ecopetrol dispone de los medios para ejecutar su modernización con dinero y mano de obra colombianos. Si ellos incumplieron, que paguen. Así son los negocios.
Glencore insiste en que no está en capacidad de cumplir con los plazos acordados para la modernización de la refinería, como consecuencia de la crisis financiera mundial. Esa excusa no puede tomarse en cuenta, pues ellos son negociantes y ganaron en 2006 la subasta pública por los ofrecimientos que hicieron. El contrato es ley para las partes y lo pactado debe cumplirse.

Considero que deberían revisarse los demás contratos de esa compañía en Colombia, pues no es justo que todo se lo quieran llevar pulpito, como el carbón.
Que la experiencia le sirva al Gobierno y ojalá nos cumpla a los colombianos en el mejoramiento de la calidad de los combustibles, además de aumentar su capacidad de producción de gasolina y otros derivados.

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Gracias por escribirme. Saludo cordial.
Teresita