lunes, abril 21, 2008

El Mensajero y el Presidente

Columna de Opinión

Por Alexánder López Maya
Senador de la República
Polo Democrático
Miembro de la comisión Sexta


Quedamos perplejos todos ante el anuncio de una sanción disciplinaria en contra de nuestro compañero, el concejal de Cali, Wilson Arias por haber participado en política en su condición de mensajero del SENA. Pues no se entiende como, mientras el Presidente Uribe, ejerció todo el poder del Estado, administró los multimillonarios recursos del presupuesto nacional y se mantuvo al frente de las facultades discrecionales propias del ejecutivo como máxima autoridad administrativa del Estado mientras desarrolló su campaña reeleccionista, sin ninguna consecuencia para los organismos de control; la Procuraduría Regional encuentre merito para sancionar a Wilson Arias, por una pretendida falta al régimen disciplinario en materia de participación política, mientras ejercía el cargo de mensajero en el SENA.

No se entiende como para el Presidente de la República no exista ningún tipo de control por su evidente participación en interés propio en su campaña de reelección, mientras que se investiga y persigue de forma evidente a un funcionario sin ninguna jurisdicción ni mando, como lo fue en su momento Wilson Arias en su cargo de mensajero en el Sena. Para los organismos de control resulta más grave que un funcionario del rango de mensajero, de forma legítima participe en una contienda electoral, sin ejercer ninguna atribución en materia de jurisdicción, mando y ordenamiento del gasto público, como sucedió en el 2006 con Wilson Arias, quien en desarrollo de una licencia no remunerada fue candidato a la Cámara de Representantes por el Polo Democrático Alternativo en el Valle del Cauca, que lo hecho ante la vista de todos por el mandatario Álvaro Uribe. Quien no solamente actuó en interés propio para hacerse reelegir desde la Casa de Nariño, sino además intervino abiertamente en las elecciones de octubre del año pasado a favor de su candidato a la alcaldía de Bogotá, lo cuál tampoco representó una extralimitación de sus funciones.

En este orden de ideas, un mensajero del SENA –candidato resulta desequilibrante para el sistema electoral y la jurisdicción disciplinaria mientras que un presidente de la República actuando en provecho propio, resulta intrascendente y además reelegido. Lo anterior sin mencionar que casi dos millones de estos votos que eligieron y reeligieron al Presidente están subjudice por gravísimos constreñimientos al electorado, fraude procesal, violencia y corrupción en la toma paramilitar del poder público en amplias regiones del país, donde fueron elegidos los alfiles del proyecto uribista, tanto en el 2002 como en el 2006. El desafortunado fallo disciplinario en contra de Wilson Arias, es además un nefasto precedente para nuestro medio, que ha sido testigo de la impecable gesta política que llevó al mencionado a su curul en el Concejo de Cali, en un esfuerzo de política limpia, decorosa y en una abierto desafío a los métodos corruptos y ventajistas de la política en Cali. Sin embargo, termina sancionado quien ha renunciado abiertamente a estos métodos y los ha superado con su método transparente de conquistar espacio político en la sociedad.

Lo único que podrán esgrimir en contra de Wilson es su cargo humilde de mensajero, de trabajador, de luchador incansable de la vida cotidiana por sobrevivir sin favores, sin ventajas, sin abusos del presupuesto público, sin mafias, sin aliados paramilitares, sin aliados asesinos, sin ser parte de este establecimiento político que se derrumba a nuestros ojos.

Pero lo que el régimen político te quita, Wilson, el pueblo de Cali te lo devolverá, al calor de la lucha ciudadana, de la lucha por los derechos. Resta apelar ante el Procurador General de la Nación, en espera de mejor juicio y un poco de sensatez. Aunque de sensatez y decencia, es precisamente de lo que adolecemos por estos días. Días tan oscuros y tristes para Colombia.

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Gracias por escribirme. Saludo cordial.
Teresita