miércoles, agosto 19, 2009

"Vientos de guerra con balas de salva"

Columna de Opinión
Senadora Alexandra Moreno Piraquive
Movimiento Político Mira


Sin lugar a dudas la política del vecindario da para todo. Los vientos de guerra que al decir del presidente Hugo Chávez parecen precipitarse sobre el continente, no son más que malos augurios expresados al calor de los acontecimientos. Aunque la crisis creada por el tema de los militares norteamericanos en bases colombianas ha cobrado ya algunos perdedores en el comercio entre países, los acontecimientos no muestran a la distancia que pueda desatarse un conflicto entre naciones hermanas.

Si bien este nuevo episodio ha permitido todo un mar de declaraciones entre las partes, la verdad es que una guerra entre Colombia, Venezuela y Ecuador, no es un asunto de presidentes irascibles que buscan imponer sus ideas y mucho menos de decisiones tomadas con apasionamiento. Las guerras son duras e implican la muerte y el desarraigo entre los pueblos, algo que por ahora no cabe en la cabeza de ninguno de nuestros conciudadanos, por más duro que vociferen nuestros mandatarios.

Es más, si de verdad estos pueblos hermanos se quisieran trenzar en un conflicto, habría que sopesar el verdadero poder bélico de cada nación y tal como están las cosas ninguno de los tres países tiene la fuerza suficiente para agredir al otro. Venezuela tiene debilidades estratégicas como lo son el hecho de haber comprado material de guerra y no contar con el soporte de los proveedores, además de estar enfrentando un veto por parte de los EEUU sobre venta de armamento estratégico, en cuanto al tema del armamento comprado a los rusos, iraníes y chinos, el ejercito venezolano carece del conocimiento de los protocolos técnicos que permitirían hacer un uso adecuado de los equipos y armas ofensivas. Es decir se tienen las armas pero no se sabe como usarlas.

En el caso de Ecuador solo el 35% de la aviación de alto rendimiento esta disponible y su capacidad de transporte se encuentra restringida a la mitad, mientras su red de comunicaciones sigue siendo obsoleta, lo que los ha llevado a adelantar la revisión de sus radares para homologar frecuencia con radares fronterizos.

Si por allá llueve por aquí no escampa. Colombia que tiene un ejército probado en su guerra irregular que libra internamente, no escapa a las vicisitudes del momento. Es de todos conocidos que nuestro sistema antiaéreo de defensa esta por fortalecerse, y de igual manera se deben tomar medidas para aumentar nuestra capacidad militar con tanques de guerra y mejorar nuestras unidades navales de superficie en ambos océanos.

Como quien dice, estamos hablando de “vientos de guerra” con los ánimos exaltados, sin siquiera tener los pies bien puestos sobre la tierra. Y eso que sólo he citado algunos pocos aspectos de las debilidades estratégicas, para no desvirtuar tanto los discursos fogosos que hoy mantienen la tensión de los medios y la opinión pública como si se tratara de una pelea entre novios.

Por todo esto, me atrevo a afirmar que la guerra entre naciones hermanas está muy lejos y no es bueno invocarla. Más bien los presidentes y cancilleres de los tres países deberían hacer un alto en el camino, revisar las relaciones a conciencia y dejar de echar tiros al aire.

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Gracias por escribirme. Saludo cordial.
Teresita