viernes, mayo 01, 2009

LAS VENAS ABIERTAS DE A. L

Columna de opinión
Amylkar D. Acosta
Ex senador y exministro

La verdad es como la hoja de una espada sin empuñadura, corta por todos lados a quien quiera sostenerla y más a quien quiera forcejear con ella” Eduardo Galeano


El efecto mediático del gesto de Chávez, al obsequiarle al Presidente de los EEUU un ejemplar del libro Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano, con la dedicatoria de su puño y letra, “para Obama con afecto”, opacó los resultados de la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago. En cuestión de horas, con la velocidad del rayo, dicha obra se encaramó al segundo lugar entre los libros más vendidos en el sitio web amazon.com, después de 18 años de haber visto la luz su primera edición. En la década de los 70 del siglo pasado fue considerado como subversivo por las dictaduras militares que se empotraron en el poder por aquellas calendas, pero no por ello dejó de circular, aunque clandestinamente. Galeano ha sido un autor prolífico, tiene a su haber 38 obras, la primera de ellas Los días siguientes, editada en 1963 y la más reciente Espejos. Una historia casi universal en 2008; pero, definitivamente, Las venas abiertas de América Latina fue la que le ganó su celebridad a este reputado escritor. En el 2007 salió al mercado su septuagesimoctava edición y quizá cuantas más le deberá a Chávez.

Su éxito editorial se explica por haber sabido interpretar el sentimiento latinoamericano de la década de los 70, de un acendrado nacionalismo y de una exacerbada animosidad contra los EEUU, alentada por su grosero intervencionismo, pues desde siempre han considerado a los países al sur del Río Grande como su patio trasero. Su análisis sobre la suerte de Latinoamérica se centró en dos aspectos fundamentales: el intercambio desigual entre los países de la periferia y las metrópolis del centro, concomitante con el deterioro de los términos de intercambio que caracterizan todavía las relaciones comerciales entre unos y otras. Galeano se inspiró en la teoría de la dependencia que desarrolló en la década del 50 del siglo XX el argentino Raúl Prebish, fundador y principal exponente de la reconocida escuela estructuralista latinoamericana. Esta propugnaba por la protección de la producción doméstica y la sustitución de importaciones, como estrategia para promover la industrialización de la región. Desde la Secretaria General de la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL) de 1950 a 1963 y luego a través de la Secretaria de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), predecesora de la OMC, entre 1963 y 1969, logró forjar un nuevo Modelo económico para América Latina.

Raúl Prebish a su vez tuvo a Keynes por mentor y fue un gran difusor de su pensamiento, al fin y al cabo su primera obra fue Introducción a Keynes, publicada en 1947. La tesis del deterioro de los términos de intercambio a consecuencia de las asimetrías en el funcionamiento de los mercados de productos manufacturados y materias primas o productos básicos, amén de la inelasticidad – ingreso de la demanda por estas últimas, fue formulada en simultánea por Sir Hans Singer y Raúl Prebish a principios de la década del 50. Luego Arghieri Emmanuel, Samir Amín y Charles Bettelheim, desarrollarían la teoría del intercambio desigual en la década de los 70. Como las dos jibas del camello, el deterioro de los términos de intercambio y el intercambio desigual son dos prominencias que caracterizan las relaciones comerciales entre el centro y la periferia. Uno de los discípulos de Prebish, el pensador Antonio García, lo ilustró en su obra La estructura del atraso en América Latina. Hacia una teoría Latinoamericana del desarrollo publicada en 1978. Así como los norteamericanos miden los términos de intercambio con el “Big Mac”, en Colombia tradicionalmente se han medido en sacos de café. Pues bien, un país cafetero como Colombia, sostuvo él, adquiría un tractor con 32 sacos de café y ya en 1967 el mismo tractor le costaba al país 77 sacos. En 1950 se compraba una turbina con 49 sacos de café y en 1967 esa misma turbina le salía por 68 sacos. El ex presidente Carlos Lleras Restrepo se quejaba de que “las cosas elementales que necesitamos para nuestro transporte para nuestro desarrollo, las tenemos que estar pagando así”2.

El ex presidente Carlos Lleras Restrepo fue uno de los más connotados discípulos de Prebish en América Latina; por ello, quien quiera encontrar el sustento de su política económica durante su cuatrienio (1966 – 1970) debe consultar sus planteamientos. Para la muestra un botón: el Decreto – Ley 467 de 1967, mediante el cual se expidió el Estatuto Cambiario y de Comercio Exterior. A través de este, a despecho de las imposiciones del FMI, se impuso la devaluación gradual, “gota a gota”, de la tasa de cambio y se incentivaron las exportaciones a través del Certificado de Reintegro Tributario (CERT). Además, Carlos Lleras junto con el ex presidente de Chile Eduardo Frey y el propio Raúl Prebish, concibió y diseñó la integración andina, cuya acta de constitución se rubricó en Cartagena el 26 de mayo de 1969. Jorge Méndez Munevar desde la CEPAL y a través del Plan Decenal de Desarrollo a finales de la década de los 50, igual que lo hicieron Prebish, Galeano y Carlos Lleras, cuestionó la teoría económica ortodoxa y contribuyó a crear una corriente de pensamiento económica propia. A él se le debe la estrategia de la desagregación tecnológica, tendiente a lograr la transferencia de la tecnología desde los países desarrollados a los países en desarrollo, para que esta deje de ser una especie de “caja negra” y nuestros países receptores pasivos de la misma.

Desde la década de los 80 empezó a imponerse en Latinoamérica el decálogo del Consenso de Washington, que tuvo más de Washington que de consenso y desde entonces se anatemizó el modelo llamado peyorativamente “cepalino”. Lo cierto es que las venas de América Latina siguen abiertas, el deterioro de los términos de intercambio y el intercambio desigual se han agudizado, a pesar de las prédicas de los talibanes del neoliberalismo sobre los beneficios que le reportaría al mundo por igual el globalitarismo. Es más, la tristemente célebre “cartilla” del FMI ha sido duramente cuestionada a raíz de la crisis global en la que estamos inmersos y la teoría keynesiana en la que abrevaron Prebish, Galeano y más recientemente Paul Krugman se está imponiendo nuevamente. Y los dómines de la “nueva economía”, que la creían imbatible están ahora en la picota y la heterodoxia de ayer ha devenido en la ortodoxia de hoy. Ahora los dinosaurios son otros. No se trata de volver al Modelo de Prebish, que ya cumplió su cometido, sino de explorar salidas concretas a la realidad concreta de América Latina, dándose su propio Modelo y adoptándolo – adaptándalo a sus especificidades.


Bogotá, mayo 1 de 2009

www.amylkaracosta.net

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Gracias por escribirme. Saludo cordial.
Teresita