jueves, febrero 19, 2009

LA TORRE DE BABEL Y EL PANORAMA POLITICO EN COLOMBIA


Por Samuel Arrieta
Senador de la República

Miembro comisión Primera Senado
Convergencia Ciudadana

En el comienzo de la humanidad, dice el génesis, todos los hombres sobre la tierra hablaban un mismo idioma, hasta que el rey Nimrod decidió hacer una torre tan alta que llegase al cielo, solo para satisfacer su gloria personal y su vanidad, Jehova, al ver tanta arrogancia confundió a los hombres y los hizo hablar en mil lenguas distintas, así nunca pudieron terminar la torre y se dispersaron por el mundo.

Cualquier parecido con nuestro panorama político es pura coincidencia. Estamos asistiendo en las últimas semanas a una polifonía ensordecedora sobre el tema de la reelección presidencial, los aliados del gobierno, quienes antes hablaban un mismo idioma, el de la seguridad democrática, hoy sorprenden cada día con una propuesta distinta, con un nuevo discurso, una nueva lengua, las vanidades personales de los otrora escuderos del presidente Uribe, se suman a la multiplicidad de voces que corean en perfecta cacofonía su balada personal.

El referendo reeleccionista para el 2010 dicen unos, interpretando la voluntad del pueblo, para el 2014 dicen los exégetas, "así lo obliga el tenor literal del texto", la reforma constitucional proponen otros como formula salvadora, "que el presidente revele sus verdaderas intenciones", vociferan desde la oposición y olvidan todos, en su afán personal de construir la torre a su medida, que lo importante en esta empresa es la suerte del País, el rumbo de Colombia en momentos de crisis mundial.

Si bien es cierto que la política es dinámica y su naturaleza implica el debate ideológico de suyo, también cabe recordar que la unidad y la continuidad de un modelo exitoso y de una política que ha traído bienestar a la mayoría de la población, deben ser el tema del verdadero debate y no las particularidades del procedimiento, los partidos de la coalición se deben poner de acuerdo en la escogencia de un candidato que asegure la continuidad de la política de seguridad democrática y que reúna el consenso de todos los partidos uribistas, solo de esa manera se podrá escuchar una voz firme y clara entre la multitud.

Ante la realidad política nacional debe imponerse la serenidad y la reflexión, mas allá de la ambición y el egoísmo; Los intereses superiores de la patria deben dejar de ser una entelequia retorica, para convertirse en el fin último de la aspiración personal de quienes consideran tener lo que se necesita para suceder al presidente más popular de la historia de Colombia, sino queremos repetir la vieja historia del rey Nimrod y su Torre de Babel.

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Teresita