EL GOBIERNO Y SUS LISTAS DE MERCADO

Columna de opinión
Senadora Cecilia López Montaño
Miembro de la comisión Segunda
Partido Liberal

Es difícil salirse del mal ambiente que reina en el país y que, según parece, seguirá porque el señor Presidente Uribe no da muestras de sacar una bandera blanca. Pero es fundamental sustraerse de esa compleja realidad para avanzar en el análisis de las políticas públicas y seguir ejerciendo el llamado “control político” que le corresponde al Congreso de la República. Después de seis años de gobierno, cuando faltan dos y puede haber cuatro más, es fundamental identificar los problemas de las estrategias actuales de manera que se empiece a corregir el rumbo.

En todos los gobiernos se hacen cosas y mucho más en éste cuyo lema es trabajar, trabajar y trabajar. Encontrar en Colombia, un país que se caracteriza por su laboriosidad, ministros ociosos, funcionarios de alto nivel perezosos es difícil. Por ello, cuando los ministros del gabinete del señor Presidente Uribe se presentan a los debates del Congreso con las largas listas de todo lo que hacen, para aquellos que hemos estado en el sector público y hemos trabajado como locos, esa descripción no dice mucho. Es imposible, y además imperdonable, que no se hagan cosas cuando se tienen recursos públicos inmensos, el poder y la posibilidad de armar buenos equipos de trabajo. Lo importante es que aquello que se haga produzca los resultados que se requieren.

El balance entre lo que se hace y lo que se logra es lo que permite evaluar la gestión de un Presidente, de sus ministros y en general, de todos los funcionarios públicos con responsabilidad política. El problema es que, para el público en general, el solo hecho de presentar esas largas listas de proyectos puede ser suficiente porque le demuestra que se trabaja. Pero esta manera simplista de ver la actividad pública puede terminar en que entre más se hace, más daño se causa.

En un reciente debate sobre la Agenda Interna, elemento fundamental para que Colombia pueda competir exitosamente en el mercado mundial, el Ministro de Transporte llegó con la larga enumeración de todos los proyectos en curso en su despacho. Nadie duda de que se haya trabajado, pero las quejas sobre la evolución de aquellas obras que son fundamentales para mejorar la infraestructura colombiana ya son innumerables. Si se trata de Agenda Interna, como paso necesario para que los tratados de libre comercio sean exitosos, el reporte debe ser sobre aquellos proyectos fundamentales para reducir los costos y los tiempos para agilizar el comercio interno e internacional. Pero es tal la larga lista que se recita de memoria, imitando al señor Presidente, que el pobre auditorio queda en las mismas.

En el debate sobre narcotráfico pasó algo igual con la Dirección Nacional de Estupefacientes. Es un estilo de gobierno en donde pareciera que existe una competencia de quién tiene mejor memoria para repetir lo que hace, importante o no.

También constituye un método para apabullar a quien cuestiona las estrategias nacionales. En el caso de estupefacientes, el tema central no se tocó. No hay mercado de tierras de buena calidad, lo que constituye una gravísimo problema económico y social del país. La razón de fondo es que las buenas tierras están en manos de los testaferros de narcos y paras que hicieron la mayor contrarreforma agraria de la historia del país y para ellos los precios no significan ningún estímulo para vender sus propiedades. El Gobierno, después de seis años, ha hecho poco o nada para quitarles estas propiedades, y mientras tanto el desarrollo agrícola pierde una oportunidad inmensa.

Es necesario cambiar el estilo del gobierno en los debates y en los informes a la sociedad colombiana. Claro que todos hacen cosas, como entregar tierras a quien no toca o hacer las obras que solo complacen a ciertos grupos, pero lo que se requiere saber es cómo el Gobierno responde a sus compromisos con un desarrollo todavía lleno de barreras. Después de seis años de estar en el poder, el estilo de abrumar al público con cifras y listas de mercado no es la forma de convencer a quienes quieren conocer el verdadero rumbo del país.


Cecilia López Montaño
Bogotá, Agosto 29 e 2008
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