martes, junio 26, 2007

TLC, humillación nacional

Columna de opinión
Por: Hugo Serrano Gómez
Senador de la República

En una muestra más del poco interés de este Gobierno por nuestro sector agrícola, el Congreso de la República votó el Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos, sin que se conozca el texto definitivo del mismo y sin saber qué modificaciones y cambios se van a introducir por parte de los senadores Demócratas. Solamente a un Gobierno irresponsable se le ocurre hacer aprobar, por las mayorías uribistas, un tratado comercial con espacios en blanco, para que los gringos los llenen, a sabiendas que de antemano tendremos que aceptar lo que ellos nos propongan. ¡Qué humillación!

Como senador Liberal fijé mi punto de vista ante el Congreso y los miembros de mi bancada, en una opinión que se apartó de la determinación aprobada por las mayorías de mi partido, que decidió acompañar al Presidente Uribe en esta iniciativa. Como Liberal, por existir diferencias de fondo, no apoyé esa determinación.

A mi edad y con mi experiencia parlamentaria, considero que mi palabra sigue siendo mi mayor tesoro y a causa de las mayorías no puedo traicionar la confianza de los colombianos que a través de los años han sido testigos de mi verticalidad en la toma de decisiones políticas. Mi decisión de no votar el TLC fue igualmente respaldada por los senadores Camilo Sánchez, Piedad Córdoba, Cecilia López, Mauricio Jaramillo, Luís Fernando Velasco y Carlos Julio González, quienes también se abstuvieron de votarlo.

En mi ya larga historia política he sido disciplinado y respetuoso de todas las decisiones de mi partido, pero para el caso del TLC consideré que si bien debe existir disciplina, prevalece en mí una clara objeción de conciencia que me impidió respaldar tal decisión, cuando en varias oportunidades me he referido, en esta columna y en diferentes foros académicos, a las inconveniencias nacionales de aprobar este acuerdo comercial.

Como Senador de la República he sostenido que la firma del TLC generará la ruina de los avicultores, los arroceros, los maiceros, los algodoneros, los cultivadores de fríjol y los productores de medicamentos, entre otros sectores, que no podrán competir con los Estados Unidos una vez se suscriba el acuerdo, cuyo texto definitivo, inexplicablemente, ni si quiera lo conoce el Presidente Uribe.

Es inaceptable que 500 años después de alcanzar nuestra independencia, tengamos que canjear ahora nuestra riqueza agrícola por enlatados, pollo de descarte, ropa usada, preservativos y mucha silicona. Esto, a costa de arriesgar nuestra seguridad alimentaria, máxime cuando nuestros agricultores no gozan del privilegio que ofrecen los millonarios subsidios, lo que hace que los costos de producción, para nuestro caso, sean mucho más altos. Esto hará que Colombia se inunde de productos importados, dejando sin posibilidad de competencia a nuestra producción agrícola nacional. Siento vergüenza por las condiciones en que el Congreso aprobó el TLC y me hace pensar que ni siquiera tenemos dignidad para negociar.

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Gracias por escribirme. Saludo cordial.
Teresita