martes, marzo 24, 2009

¿QUÉ SE ESTÁ NEGOCIANDO? (Tratado Libre Comercio con Unión Europea)

Por: Cecilia López Montaño
Senadora de la República
Partido Liberal

Hasta hoy estaba pasando desapercibida la ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Colombia. Es la segunda etapa del nuevo formato, en donde la UE no está negociando con la Comunidad Andina sino en forma individual con Colombia, Perú y, en algunos aspectos, con Ecuador. Preocupa que el Gobierno no reconozca que el modelo económico en el cual el pilar era el llamado libre comercio está en crisis. Hay claros vientos de proteccionismo en los países industrializados en donde la situación de sus economías es realmente grave e impredecible. Este no es un punto menor y por ello la pregunta de fondo es, ¿cuál es la ganancia para Colombia con este Tratado?

En la Audiencia realizada sobre este tema en el Senado de la República el viernes pasado, quedó en evidencia que Colombia poco obtendrá porque aquello que vende a Europa --frutas, carbón, chatarra, etc.-- son productos que ya tienen arancel cero. Sin embargo, la gran ventaja la tendrá la Unión Europea porque sus exportaciones al país ---maquinaria, medicamentos, tecnología, entre otras--, que hoy pagan altos aranceles, gracias al Tratado entrarán sin el pago de estos y con ello, se les permitirá capturar el mercado interno además de rebajar los ingresos fiscales de Colombia. Esta conclusión no salió del Gobierno sino de los planteamientos de los gremios de la producción. Y el Gobierno ni se inmuta.

En el país hay un serio problema de desinformación sobre el tema. Por un lado, cuando la sociedad civil expresa sus profundas inquietudes, el Gobierno no está y por el otro, los funcionarios encargados de la negociación no logran convocar ni siquiera a los congresistas que deben aprobar o desaprobar este Tratado, para no mencionar a los otros actores que tampoco participan en éstas discusiones. ¿Cómo se va a debatir este tratado si los que intervienen en la discusión, o sea los congresistas, no saben realmente lo que se va a votar?

Este acuerdo suscita más dudas que certezas. Sobre el tema de propiedad intelectual preocupa que el texto del tratado exprese que “La protección de la propiedad intelectual debe satisfacer diversos objetivos: promover la innovación tecnológica y la transferencia y diseminación de tecnología”. Esto quiere decir que los objetivos expresados en la propuesta europea se diferencian de los recogidos en el ADPIC (acuerdos sobre propiedad intelectual dentro de la Organización Mundial del Comercio). La propuesta europea se refiere exclusivamente a “facilitar la producción y comercialización de productos innovadores y creativos”, que se traduce en una mayor extensión y protección de las patentes de las multinacionales cuyas raíces están en los países ricos. Las consecuencias son mayores costos en los medicamentos y en los insumos agrícolas como resultado de la prohibición de producirlos nacionalmente.

En la cláusula de la nación más favorecida, el texto dispone que “ (…)toda ventaja, favor, privilegio o inmunidad que conceda una Parte a los nacionales de cualquier otro país, se otorgará inmediatamente a los nacionales de las otras partes”. Si se hace una revisión del texto se inferiría que en virtud de esta cláusula, toda “ventaja, favor, privilegio o inmunidad” relativos a la protección de la propiedad intelectual otorgados a nacionales de cualquier país se extiende a todos los miembros de la OMC.

En términos de inversión, se plantea el tema de solución de controversias en donde se pone en igualdad de condiciones a los inversionistas particulares y a los Estados, pudiendo los primeros demandar a los países en caso de que sus ganancias se vean afectadas por algún cambio en las normativas locales que los puedan perjudicar. Lo peligroso es que Colombia ha anunciado su propósito de negociar, además del tratado con la Unión Europea, Tratados Bilaterales de Inversión con los principales países de ese Continente. De nuevo, el agro tiene un panorama desolador. Los productores colombianos seguirán viviendo problemas para competir contra los subsidios que la UE otorga a sus productores agropecuarios. Entonces, ¿qué es lo que realmente cambiará en favor de los intereses de los agricultores colombianos una vez entre en vigor este acuerdo? Son demasiadas las inquietudes como para que estas negociaciones pasen desapercibidas para el grueso del país. ¿Se justifica, entonces esta negociación? Es una pregunta que requiere respuestas.

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Teresita